La Encefalopatía
Espongiforme Bovina (EEB), también llamada “enfermedad de las vacas
locas” fue diagnosticada
por primera vez en el Reino Unido
en 1986. Desde entonces, ha causado grandes pérdidas económicas a los países
afectados por el cierre de las exportaciones de bovinos, sus productos y
subproductos hacia países libres y aún hacia aquellos que a pesar de tener la
enfermedad, mantienen programas intensivos de vigilancia, control y
erradicación; así como por el sacrificio masivo y disposición
sanitaria de los animales y productos involucrados en un brote.
Esta
es una enfermedad crónica, degenerativa y fatal que afecta al sistema nervioso
central de los bovinos
adultos.
Es causada por una partícula proteica infecciosa (prión) de menor tamaño que los virus, que se transmite a través del consumo de harinas de carne y hueso elaboradas con tejidos de rumiantes infectados. Una característica particular de los priones es su resistencia a la inactivación por procedimientos físicos y químicos, incluyendo desecación, congelación, radiación ultravioleta, enterramiento, métodos por desinfección química y aplicación de calor, así como a la degradación por ciertas enzimas proteolíticas. Hasta el momento no existen vacunas para su prevención ni tratamientos, por lo que el control se limita a la efectiva aplicación de la prohibición de alimentar a rumiantes con proteínas de rumiantes, a la restricción de la movilización de bovinos infectados y sospechosos, sus productos y subproductos, el diagnóstico, el sacrificio sanitario y disposición de cadáveres, la descontaminación del material e instalaciones contaminados, actividades que deben ser debidamente difundidas para obtener el apoyo de los sectores involucrados, la comprensión de los alcances del brote y de las medidas aplicadas, así como de su efectividad.
Es causada por una partícula proteica infecciosa (prión) de menor tamaño que los virus, que se transmite a través del consumo de harinas de carne y hueso elaboradas con tejidos de rumiantes infectados. Una característica particular de los priones es su resistencia a la inactivación por procedimientos físicos y químicos, incluyendo desecación, congelación, radiación ultravioleta, enterramiento, métodos por desinfección química y aplicación de calor, así como a la degradación por ciertas enzimas proteolíticas. Hasta el momento no existen vacunas para su prevención ni tratamientos, por lo que el control se limita a la efectiva aplicación de la prohibición de alimentar a rumiantes con proteínas de rumiantes, a la restricción de la movilización de bovinos infectados y sospechosos, sus productos y subproductos, el diagnóstico, el sacrificio sanitario y disposición de cadáveres, la descontaminación del material e instalaciones contaminados, actividades que deben ser debidamente difundidas para obtener el apoyo de los sectores involucrados, la comprensión de los alcances del brote y de las medidas aplicadas, así como de su efectividad.
Trabajo de investigación realizado por alumnas de la carrera de Nutrición y Dietetica de la U.Iberoamericana , en la asignatura Deontologia 2012.-
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ENCEFALOPATIA ESPONGIFORME BOVINA
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